La chufa o Cyperus Esculentus Lativum es un tubérculo fruto de la planta del mismo nombre. Desde el Antiguo Egipto, la hemos consumido por sus grandes propiedades regenerativas y curativas. A simple vista, presenta una forma rugosa y redondeada en color marrón, como consecuencia de encontrarse bajo tierra hasta su recolección.
En cuanto a la planta, esta se caracteriza por unas hojas extremadamente verdes. Además de en España, su cultivo se circunscribe también a numerosos países de África, como Togo, Malí o Nigeria. Principalmente se debe a que, en estos lugares, se hallan con más facilidad suelos arenosos y climas suaves, algo vital para una excelente cosecha.
Tigernuts Traders posee extensas superficies de cultivo de chufa en España. En estos campos producimos chufas de la más alta calidad y también en calidad ecológica certificada.
Cultivo y recolección
No es de extrañar que algunas zonas de España (como por ejemplo Valencia, pero también en otros lugares del sur de España), con su temperatura mediterránea y la calidad de los terrenos, haya sido uno de los principales productores de este fruto. Este debe secarse durante los meses de septiembre y octubre, después de haber sido plantado a finales de abril. A partir de noviembre y diciembre comienza el período de cosecha.
De diciembre a marzo, las chufas, por fin, son recolectadas. El proceso ha de realizarse con sumo cuidado con el fin de no perjudicar, en ningún momento, al frágil tubérculo. A continuación, deben lavarse con agua para eliminar posibles tierra y piedras. A partir de los 3 meses posteriores, se sigue un control estricto de temperatura y humedad.
Con motivo de conseguir un secado uniforme, resulta obligatorio remover de forma constante. En lo que respecta a la selección posterior, solo se escogerán aquellas chufas que muestren una gran calidad, dado que las más pequeñas o dañadas serán excluidas inmediatamente.
Ciclo de cultivo: Plantación
El cultivo de la chufa es un cultivo casi anual, dado que su duración total es aproximadamente de unos 7/8 meses, debiéndose realizar la plantación del tubérculo durante los meses de Abril/Mayo. Tiene bastantes particularidades que a continuación pasamos a explicar.
- Sólo puede realizarse en suelos de unas características especiales, si se pretende obtener una producción de calidad. Los suelos adecuados para el cultivo de la chufa han de ser sueltos, pues la recolección ha de realizarse tamizando un espesor de suelo de 15-20 cm de profundidad donde se encuentra el tubérculo y si se tamiza en suelos fuertes, el tubérculo sale bastante sucio de tierra, lo que encarece notablemente el lavado. Además, en los suelos sueltos, franco-arenosos, es donde la chufa adquiere una mayor calidad, sabor más dulce e intenso, piel más fina, ausencia de raíces que la deprecien (chufa peluda) y tamaño más grande y uniforme.
- Necesita un aporte hídrico elevado a lo largo de todo el ciclo que sólo se puede suministrar con el riego. Una humedad suficiente del suelo estimula la tuberización, favorece el enraizamiento y la formación de bulbos basales y rizomas. Es conveniente resaltar que en una Ha de terreno y en un espesor de 20-30 cm de suelo se encuentran unas 300-400.000 plantas que dan lugar a 20-30 millones de tubérculos, lo que requiere una humedad continuada y suficiente en el terreno.
- En el ciclo vegetativo de la chufa existen unas épocas en las que el aporte hídrico debe ser perfectamente regulado por el riego. Una de ellas es los primeros momentos del ciclo vegetativo de la planta; así, el primer riego de cultivo, en las siembras de sazón, debe darse cuando la planta tenga como mínimo 15-20 cm de altura, o sea, unas 10-12 hojas (la planta alcanza este desarrollo a los 25-30 días de la plantación). Si se realiza antes, el suelo se compacta, la planta amarillea y enraíza mal. En cambio, si se retrasa, el crecimiento se atenúa, aunque no se perjudica el desarrollo posterior de las plantas. Los últimos riegos conviene retrasarlos hasta que la planta haya agostado el follaje, debiendo ser abundantes para favorecer el engorde del tubérculo. Si se produce un encamado precoz del cultivo (julio), conviene espaciar los riegos hasta 20-30 días incluso para conseguir que se refuercen los tallos y ofrezcan una mayor resistencia al vuelco. Por el tipo de suelos de su zona de cultivo (franco-arenosos), la chufa exige un riego continuo, con turnos muy cortos para mantener la sazón.
Ciclo de cultivo: Recolección
La recolección se realiza en los meses de noviembre a enero. Para poderse llevar a cabo, la planta debe estar completamente agostada y seca. Este proceso, se realiza de manera mecánica. La cosechadora consta de una barra de corte de la anchura de dos caballones. Va cortando la tierra que es desmenuzada por una fresadora de varillas y la deposita en un bombo cribador que separa la tierra de la chufa, estas salen por su parte trasera, acompañadas de restos de la planta, piedras, etc. Estas son transportadas mediante una cinta a la tolva del tractor.
Tratamientos post cosecha: Lavado
Una vez finalizado el proceso de recolección, se realiza el lavado de la cosecha. En esta operación, las chufas pierden sus raíces, se limpia su piel y se eliminan aquellos tubérculos «fallados». Las chufas procedentes del campo son depositadas en una era del lavadero. Con la pala del tractor se sitúa en una tolva que descarga la cosecha sobre una cinta transportadora que desemboca en un bombo-criba donde se separa la tierra del resto del material. Del citado bombo pasa a un segundo bombo, formado por dos elementos concéntricos donde se separa paja y piedras gruesas. Un tercer bombo elimina el pelo de la chufa. Una ducha dispuesta en el eje central las va mojando. Pasa después por unas canaletas donde hay diferentes salidas de agua y aquí se separa grava y chufas, y se acaban de limpiar.
Tratamientos post cosecha: Secado y clasificación
Una vez limpias las chufas deben perder humedad mediante el secado. Durante este proceso, la humedad desciende del 50% hasta el 11%. Este proceso, cuya duración suele ser de 3 meses, se realiza en «cambras» de secado, de manera lenta y cuidadosa, con el fin de conseguir que la chufa adquiera las características que le son propias. Durante esta operación se remueven continuamente los tubérculos, para que el secado sea uniforme. Los tubérculos se disponen en capas de 10-20 cms. de espesor, realizándose dos removidos diarios, disminuyendo la frecuencia de estos según vayan perdiendo la humedad. Una vez secas, se procede a su limpieza y clasificación, con el fin de separar la chufa de impurezas, chufas falladas o de pequeño tamaño. Estos restos constituyen el destrío. Posteriormente se realiza una selección manual complementaria, eliminando los tubérculos dañados y alguna impureza que pueda quedarles. Llegado este momento, las chufas se ponen en sacos, quedando listas para su transformación.